Iniciamos la ruta bajando por la pista que discurre entre el Alto del León hacia Pegerinos, paseando a nuestras monturas entre árboles y la nada despreciable temperatura de unos 11º, ideal para sudar entre barrancos. Es una pista que no entraña dificultad alguna y que es la delicia de aquellos que tienen menos experiencias fuera del asfalto y uno de los tantos parajes bonitos que nos acompañarán a lo largo de la ruta.
Continuamos por carretera hasta Navas del Marqués, donde retomamos la ansiada tierra. En esta ocasión el primer tramo discurre por unas pistas entre árboles con un poco más de dificultad, sobre todo para los que menos experiencia tienen, dónde ya pudimos ver que habían 2 grupos diferenciados. Acabamos por unas pistas rápidas, muy rápidas si se quiere. A continuación la ruta sigue por una carretera muy bien asfaltada con unas vistas impresionantes de las montañas y como acceso al pueblo de San Bartolomé de Pinares, donde volvíamos a reagruparnos para tomar el primer refrigerio de la mañana e ir comentando las primeras impresiones, tanto de la ruta como de la toma de contacto de los más valientes (aquellos que comienzan a separarse del asfalto).


Continuamos ruta por asfalto hasta coger un desvío a la izquierda que nos llevaría a la pista que bordea el margen izquierdo del Embalse del Burguillo, una pista muy sencilla de curvas sinuosas y arena muy compactada, que hacía las delicias de aquellos más experimentados, obligando a girar nuestras vacas a golpe de gas. Otro tramo de enlace para empezar en otra pista, donde tuvimos que pasar varias cercas debidamente cerradas. Todo un placer para los sentidos y sobre todo para practicar la técnica con semejantes pesos.


Parada técnica en el Barraco para que 2 integrantes de la expedición pudieran repostar y seguir ruta. Continuamos varios kilometros alternando asfalto y tierra para acabar en Burgohondo a refrescarnos nuevamente, ya que la mañana iba avanzando y con ella los grados. Me lo estaba pasando tan bien que cuando salimos del bar eran ya las 13:45, minuto arriba minuto abajo.

A partir de aquí comienza a ponerse picante la ruta (personalmente es donde mejor me lo suelo pasar) dada la dificultad de alguno de los tramos y que el calor ya se empezaba a hacer acto de presencia, perdemos al segundo grupo. Después de contactar por teléfono y gracias a que llevaban intercomunicadores me doy media vuelta para guiarlos hasta donde estaba el resto de la expedición. Pero en vista de la dificultad de la ruta en ese momento, la ropa abrigada en exceso de uno de los compañeros, etc. Le recomiendo que vuelvan por sus propios pasos y enlacen por asfalto hasta el siguiente punto de encuentro, que finalmente no se materializó, dado el cansansio acumulado. Por ese día y para ser su primera experiencia, o una de las primeras sería suficiente. Mientras tanto el resto del grupo espera paciente en un pueblo abandonado llamado Barrio el Espino, donde aprovechan el parón para inmortalizar el encanto del lugar.





Regreso con el grupo y continuamos ruta atravesando varios pueblos abandonados de la Sierra de Gredos. Personalmente creo que es un lugar espectacular, digno de visitar y de disfrutar en las distintas épocas del año, sin duda mi parte preferida de la ruta (la parte que hemos podido terminar).
A la altura del Ato del Oroguillo enfilamos un descenso no apto para los que padezcan de vértigo, y nuestras vacas en épocas de lluvia, donde se tornaría de unos tintes bastante complicados. Una pista estrecha con arena suelta, donde cada curva era una prueba para los frenos y el temple de los ginetes. Ya se nos iba haciendo tarde para comer y paramos en un bar a la altura del Puente del Morisco y al ver que estaba cerrado aprovechamos el lugar para sacar otra instantania de nuestra felicidad compartiendo domingo con gente estupenda. Después de la foto cogemos otra pista donde el actor principal era la arena, aderezada con pendientes y alguna que otra paella.

A partir de aquí comienza lo que era sin duda la parte más difícil de la ruta para nuestras vacas, caminos que se iban estrechando a medida que avanzabamos, donde la naturaleza reclama lo que por derecho le pertenece. Hasta tal punto que en un momento dado no podíamos seguir avanzando por donde nos indicaba el track. Tocaba hincar rodilla en tierra e ir ayudándonos para dar la vuelta a nuestras monturas. Eran ya eso de las 15:30 sin haber probado bocado y ya el cansancio acumulado empezaba a pasar factura.



Finalmente llegamos al pueblo Villanueva de Ávila donde a pesar de no ser horas de dar de comer a nadie, tuvieron la gentileza de alimentar a 6 hambrientos hombre llenos de polvo y completamente sudados.



Muchas gracias a todos por hacernos pasar tan divertido domingo disfrutando de aquello que más nos gusta. Nuestras motos, el campo y los berenjenales



Integrantes de la ruta: Thzes, Jorge800gs, Cajalastrabas, Wil, Rusell, Óscar, su hermano Ali, un amigo de los hermanos y Óscar.
Las monturas en el mismo orden que los integrantes: R1200GSA, F800GS, F800GS, Teneré, F800GSA, R1200GS, R1200GS, Varadero1000, F850GS.